Casi al final de su ministerio terrenal Jesús les dijo a sus discípulos que pronto llegaría el momento cuando ya no estaría con ellos. Entonces les dijo: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad” (Juan 14:16-17). Jesús se estaba refiriendo al Espíritu Santo. En este curso, el autor William Farrand le ayudará a conocer las maneras en que el Espíritu Santo le ayuda, en la misma forma que Jesucristo ayudó a las personas cuando estuvo en la tierra.
El Espíritu Santo es una persona completa. Debido a que es una persona completa, podemos establecer una relación con Él de persona a persona plenamente satisfactoria, que suple nuestra más profunda necesidad y nos capacita para ocupar nuestro lugar en el reino de Dios. En esta lección exploraremos las evidencias bíblicas de personalidad del Espíritu Santo y lo que significan.
El Espíritu Santo es una persona divina, el tercer miembro de la Trinidad, digno de nuestra honra y obediencia. Es una persona divina que desea ministrar en nuestra vida cada día, conformándonos a la imagen del Hijo y dirigiéndonos a servirle a Él. El Espíritu Santo nunca llama la atención sobre sí mismo, siempre la enfoca en nuestro Salvador, Jesucristo.
La tierra, los cielos, y todo lo que existe en ellos fueron creados por la mano del Creador divino. Por el poder del Espíritu Santo se puso en efecto la palabra de Dios ordenada. Nuestro Amigo divino, personal, estaba allí cuando fue formado el mundo, y aún sigue activo en nuestra vida hoy en poder creativo.
En esta lección estudiaremos la obra del Espíritu Santo de darnos la Palabra escrita, de ungir la Palabra viva (Cristo), y de transformarnos en epístolas vivientes. Hoy el Espíritu Santo comunica el mensaje de Dios a través de usted y de mí, por lo que tenemos la responsabilidad de comunicárselo a los demás.
Porque su Espíritu mora en nosotros, deseamos adorarle y vivir para Él hasta que llegue ese día. ¡Cuán hermoso privilegio es glorificar a Aquel que se dio a sí mismo por nosotros para que disfrutáramos de vida eterna! ¡Nos ha dado el poder de adorarle por el Espíritu Santo, el agua viva que mora en nosotros!