La adoración incluye alabanza y servicio a Dios. El autor Morris Williams nos introduce a una nueva vida de oración y adoración. Una mirada más cercana a la oración que Jesús enseñó a sus discípulos muestra que Él creía que no podemos separar la oración y la adoración de nuestra vida. La oración nunca se ha acabado; es parte de todo lo que hacemos. En este curso, la oración se presenta como la preparación de la adoración, y la adoración es definida como un vivir constante en una manera que agrada a Dios y cumple sus propósitos.
¿Por qué escribir sobre el cielo si estamos tratando de la oración y de la adoración? Pues, ¡por una razón muy buena! Si hemos de orar como conviene, tenemos que saber quiénes somos y adónde pertenecemos. Debemos tener una relación correcta con Aquel a quien oramos. Tenemos que hablar de las cosas que a ambos nos interesan.
El cielo es un lugar real y los hijos de Dios van a ir allá. ¿Por qué, pues, no referirnos a él cuando oramos?
¿Cuáles son las cosas más importantes por las que se debe orar? Es un asunto de prioridades. Hablaremos de prioridades.
Primero debemos adorar. Después podremos pedir. Pero recuerde: Dios recompensa a los que le buscan, ¡no a los que buscan recompensas! lo que tiene prioridad en la oración es la adoración. ¡Tenemos que buscar primeramente a Dios y su reino!
¿Se puede orar con un espíritu implacable y esperar que Dios conteste? ¿Podemos realmente adorar a Dios y al mismo tiempo odiar a nuestro hermano? ¿Podemos realmente orar por gente que no nos gusta?
La oración y la adoración afectan nuestra actitud hacia los demás. ¿Cuál es el propósito de orar y adorar si no puede ayudarnos a amar a nuestros vecinos
El diablo hace todo lo posible por desanimar a los creyentes. Y si no fuera por el “muro” protector que el Señor pone alrededor de su pueblo, seguramente conseguiría su propósito.
Dios sabe que no nos fortalecemos espiritualmente sin pruebas ni tribulaciones. Por eso de vez en cuando permite que Satanás nos haga sufrir. Esto es para nuestro bien; pero sólo podemos saberlo por medio de la oración y la adoración.
¡Convirtamos, pues, las tribulaciones en siervos nuestros! ¡Saquemos de ellas todo el bien que podamos!